Si estás buscando una receta que combine originalidad, textura y mucho sabor en pocos pasos, los huevos crujientes son justo lo que necesitas. Esta preparación sencilla transforma ingredientes cotidianos en una merienda especial, ideal para una tarde con invitados o para darte un capricho salado entre semana. Lo más llamativo de este plato es la base de pasta filo, que al hornearse se convierte en un nido crujiente que contrasta con la cremosidad de la yema y la intensidad del pesto y el queso feta.
La receta es muy versátil y puede personalizarse fácilmente con otros ingredientes que tengas en casa: frutos secos, tomates secos, un toque de picante o incluso hierbas frescas para aromatizar. En cualquier caso, la clave está en el equilibrio de texturas y en cuidar el horneado para conseguir ese punto exacto en el que la clara está cocida, la pasta dorada y la yema todavía fundente.
Repite conmigo: huevos crujientes, huevos crujientes… Porque cuando los pruebes, vas a querer repetir.
¿Sabías que…?
Aunque la pasta filo se asocia tradicionalmente con la cocina del Mediterráneo Oriental y los Balcanes, su uso se ha extendido por todo el mundo por su versatilidad y ligereza. A diferencia de otras masas, la filo no lleva grasa en su composición, lo que permite controlar el aporte calórico según el tipo y la cantidad de grasa que se utilice para pintarla. Además, su fina textura permite crear capas crujientes y doradas con una cocción rápida y sin complicaciones.

Beneficios Nutricionales
Aporte proteico completo: los huevos son una fuente excelente de proteínas de alta calidad, esenciales para la reparación y el mantenimiento de tejidos.
Textura ligera y digestiva: la pasta filo es mucho más ligera que otras masas, ideal para recetas crujientes sin necesidad de usar mantequilla o grandes cantidades de aceite.
Grasas saludables: el aceite de oliva y el pesto aportan ácidos grasos beneficiosos para la salud cardiovascular.
Rico en calcio y sabor: el queso feta no solo da un toque salado y cremoso, sino que también es una buena fuente de calcio y proteínas.
Bajo en hidratos de carbono: es una receta ligera, apta para quienes buscan reducir su consumo de carbohidratos sin renunciar al sabor.
Ingredientes
- 2 huevos
- 3 hojas de pasta filo
- Aceite de oliva (para pincelar)
- 1 cucharadita de pesto
- Queso feta al gusto (desmenuzado)
- Sal y pimienta al gusto
Elaboración
- Precalentar el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo.
- Separar con cuidado las yemas de las claras. Reservar las yemas en pequeños recipientes individuales para evitar que se rompan, ya que se colocarán al final de la cocción.
- Colocar una hoja de pasta filo sobre una superficie limpia y pincelarla ligeramente con aceite de oliva. Repetir el proceso superponiendo dos hojas más, pincelando entre cada una de ellas para que queden bien hidratadas. Una vez listas, arrugar suavemente el conjunto formando un nido o un pequeño cuenco. No es necesario que sea perfecto, la forma irregular le da un toque rústico muy atractivo.
- Colocar el nido de pasta filo directamente sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal. En el centro del nido, añadir una cucharadita de pesto, luego verter con cuidado la clara del huevo y finalmente añadir el queso feta desmenuzado al gusto. Salpimentar ligeramente.
- Hornear durante 10 a 15 minutos, o hasta que la pasta filo esté bien dorada y crujiente y la clara haya cuajado por completo. El tiempo puede variar ligeramente según el horno, por lo que conviene vigilar los últimos minutos para evitar que se queme.
- Retirar la bandeja del horno con cuidado. Colocar con mucha delicadeza la yema del huevo en el centro del nido, sobre la clara ya cocida. Volver a introducir en el horno durante 3 minutos más, justo el tiempo necesario para que la yema se temple sin llegar a endurecerse. El objetivo es que al romperla, mantenga su textura cremosa y fluida.
- Servir inmediatamente, caliente, con un chorrito extra de aceite de oliva o más pesto si se desea. Acompañar con una ensalada verde o un poco de pan tostado para completar la cena.